Antes que nada, diré algo:
La nueva interfaz de Blogger es una chota inentendible.
Pasado eso, hablaré de lo que vine a hablar.
Sentate, agarrate unas galletitas, unas molotov, y preparate para entrar en el maravilloso mundo de Napalm Death, un mundo extraño y maravilloso, un mundo de sensaciones, de vibraciones y de blast beats que ellos te quieren regalar...(?)
Eran los años 80, cuando Napalm Death era sólo un bebé, estaba de moda la poronga del glam metal, y algo tenía que venir a sacudir un poco los oídos de la juventud (y porque no de gente más adulta) de la época. Entonces un par de pibes, Nik Napalm, Justin Broadrick y Mick Harris se levantaban y arrancaban ese tren fuera de control que fuera Napalm Death a partir de ese momento y lo hicieron con un DISCÓN, un SEÑOR DISCO, un DISCAZO, un DISCOTE...como quieras llamarlo, pero está en la lista de esos discos que tenés que escuchar antes de morir. Te guste o no te guste el metal. Porque no hay ni blancos ni negros en Napalm Death, o te parece un ruido podrido de mierda, o la cosa más maravillosa del mundo.
Me acuerdo muy bien el día que escuché este disco por primera vez, era un día lluvioso y yo viajaba en el colectivo camino al colegio. Mis oídos no podían creer lo que estaban escuchando, ¿era realmente posible ser más pesado que Autopsy? pero en cuanto sonó el break de Siege Of Power, al minuto y medio de la canción, me mojé mentalmente, ¿realmente una guitarra era capaz de producir ese sonido podrido, esos armónicos ominosos y retorcidos? eso sonaba como una riña descontrolada en una cárcel de Honduras, miles de presos ensangrientándose los nudillos a trompadas, caras con moretones estrellándose contra las paredes mohosas, contra los barrotes oxidados, un sonido que sonaba como todas las guerras juntas, todas las hambrunas, todas las violaciones, todas las privatizaciones, todas las dictaduras, un grito desesperado pidiendo justicia, un toro iracundo corneando al matador y haciéndole saber al Mundo que a alguien no le gusta lo que está pasando con el sistema. Era hermoso.
El lado A es del crust más pesado del planeta, mientras que el lado B, con una formación diferente (un dato muy particular) era puro grindcore, demente y endemoniado.
Remarcando lo anterior, la formación entera del primer lado de Scum no volvería a aparecer nunca más en otro lanzamiento. El primer Napalm Death está perdido para siempre. Y esto es muy extraño.
Sólo quedaría Mick Harris, que mucho no duraría, sólo hasta el Harmony Corruption, una caótica y hermosa réplica del terremoto que engendró Scum. Luego entraría el entrañable Barney, Jesse Pintado, luego Pintado moriría de insuficiencia hepática, luego cambios, cambios y cambios. Pero el monstruo de Napalm Death sigue causando quilombo. Con su Utilitarian, lanzado a comienzos de este año, seguirían dando cátedra y enseñando a los demás cómo se hace metal extremo.
